
Su boda fue como ellos, sencillos, espontáneos, frescos, de mar, de cervecita, de amor…
Clàudia y Enrique desprendían pura alegría cada segundo de su boda. Alegría que se transmitía en sus ojos, en su sonrisa, inborrable durante todo el día, en sus abrazos… Alegría que desprendía cada poro de su piel.
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